En los bancales de los arrecifes sagrados, donde las rosas blancas aguardaban
ser lecho de los amantes, existia una leyenda.
Hubo una Poeta que cada tarde recitaba versos a la tierra, a las
rosas aun no nacidas que habrían sus pétalos a la vida, al cielo, nubes y
estrellas.
Todo se hacia silencio cuando ella el poema
recitaba.
Pero su corazón estaba triste
Cuentan que la joven a la que llamaban La Guardián de los Versos
se adentro en los rayos de Orión buscando en las aguas púrpuras de los valles de
invierno el rostro cálido de su amado.
Olvidadas sus palabras en el comarca nadie supo donde había
marchado, pero los fragantes jardines, antes soleados quedaron dolientes de sus
cuidadas maravillas.
Los valles yacieron en tristeza sin nadie que les obsequiara la luz
de la poesía.
Tenebrosas y hundidas en la desesperación fueron las ramas de los
viejos sauces que lloraban la ausencia..de su poeta amiga
Bajo la sombra de una luna desesperada los ríos de la noche
buscaron el fin de la verdadera poesía.
Jamás volvió de los paramos de Orión pero en las noches de luna
llena sigo escuchando sobre los bancales, deliciosos cantos de amor, y yo junto
a la tierra la lloro pues se que aun habita en mi torpe y humilde
corazón.