sábado, 24 de marzo de 2012

John Keats




(Londrés, 1795-Roma ,1821).Poeta británico . La muerte de su padre y su humilde procedencia le llevaron a trabajar como practicante en casa de un cirujano, para ingresar más tarde como estudiante externo en el Guy´s Hospital de Londrés (1815). Su afición a la lectura le descubrió el mundo de la poesía , en la que se inicio bajo la influencia de Spenser . En casa de su amigo Leigh Hunt , critico y poeta , conoció a Shelley , con quien trabó amistad.
Publicó su primer volumen de poemas en 1817 y, a pesar de su escaso éxito, decidió abandonar la cirugía para dedicarse  solo a la literatura . Al año siguiente apareció Endimión (1818) , que fue mal recibida por la critica . A su regreso a Londrés , tras una temporada en la zona de los lagos y el Oeste de Escocia , asistió a la muerte de su hermano , aquejado de tuberculosis , lo que le afecto profundamente.
El propio Keats sufría la misma enfermedad ; tras mudarse a casa de su amigo Charles Armitage Brown, en Hampstead , se enamoró de la hija de un vecino , Fanny Brawne , quien le inspiro la mayoría de sus poemas , recogidos en el volumen Lamia , Isabella , La víspera de Santa Inés, y otros poemas (1820), que incluía sus mejores poemas : El inacabado  Hiperión, sobre la mitología griega , y sobre todo su celebre serie de odas (Oda a un ruiseñor, Oda a una urna griega ).
Su estado de salud se deterioró , por lo cual decidió embarcar con su amigo Severn hacía Nápoles , en lo que parecía la ultima posibilidad del poeta para sanar , aunque murió unos meses más tarde. Pese a tratarse del vate más joven de los grandes románticos británicos, es uno de los líricos más  importantes en lengua inglesa   .En 1848 aparecieron sus cartas y su diario, que completan una obra de excepcional pureza expresiva y admirable dominio poético en su aspiración por alcanzar  la belleza absoluta.



POEMAS DE J. KEATS (Antología)

A UNA URNA GRIEGA
Tú, todavía virgen esposa de la calma,
criatura nutrida de silencio y de tiempo,
narradora del bosque que nos cuentas
una florida historia más suave que estos versos.
En el foliado friso ¿qué leyenda te ronda
de dioses o mortales, o de ambos quizá,
que en el Tempe se ven o en los valles de Arcadia?
¿Qué deidades son ésas, o qué hombres? ¿Qué doncellas rebeldes?
¿Qué rapto delirante? ¿Y esa loca carrera? ¿Quién lucha por huir?
¿Qué son esas zampoñas, qué esos tamboriles, ese salvaje frenesí?
Si oídas melodías son dulces, más lo son las no oídas;
sonad por eso, tiernas zampoñas,
no para los sentidos, sino más exquisitas,
tocad para el espíritu canciones silenciosas.
Bello doncel, debajo de los árboles tu canto
ya no puedes cesar, como no pueden ellos deshojarse.
Osado amante, nunca, nunca podrás besarla
aunque casi la alcances, mas no te desesperes:
marchitarse no puede aunque no calmes tu ansia,
¡serás su amante siempre, y ella por siempre bella!
¡Dichosas, ah, dichosas ramas de hojas perennes
que no despedirán jamás la primavera!
Y tú, dichoso músico, que infatigable
modulas incesantes tus cantos siempre nuevos.
¡Dichoso amor! ¡Dichoso amor, aun más dichoso!
Por siempre ardiente y jamás saciado,
anhelante por siempre y para siempre joven;
cuán superior a la pasión del hombre
que en pena deja el corazón hastiado,
la garganta y la frente abrasadas de ardores.
¿Éstos, quiénes serán que al sacrificio acuden?
¿Hasta qué verde altar, misterioso oficiante,
llevas esa ternera que hacia los cielos muge,
los suaves flancos cubiertos de guirnaldas?
¿Qué pequeña ciudad a la vera del río o de la mar,
alzada en la montaña su clama ciudadela
vacía está de gentes esta sacra mañana?
Oh diminuto pueblo, por siempre silenciosas
tus calles quedarán, y ni un alma que sepa
por qué estás desolado podrá nunca volver.
¡Ática imagen! ¡Bella actitud, marmórea estirpe
de hombres y de doncellas cincelada,
con ramas de floresta y pisoteadas hierbas!
¡Tú, silenciosa forma, tu enigma nuestro pensar excede
como la Eternidad! ¡Oh fría Pastoral!
Cuando a nuestra generación destruya el tiempo
tú permanecerás, entre penas distintas
de las nuestras, amiga de los hombres, diciendo:
«La belleza es verdad y la verdad belleza»… Nada más
se sabe en esta tierra y no más hace falta
( Traducción de Julio Cortázar )

sábado, 10 de marzo de 2012

Torcuato Tasso





Sorrento, 1544-Roma, 1595) Poeta italiano. Su obra marca la culminación de la poesía renacentista italiana y anuncia el desarrollo posterior de la misma,sobre la que ejerció una enorme influencia. Hijo de Bernardo Tasso, su infancia se vio ensombrecida por el destierro de su padre a la caída de Ferrante Sanseverino, por la muerte de su madre y por constantes desplazamientos que lo llevaron a Urbino, Venecia, Padua y Bolonia. Entró al servicio del cardenal Luis de Este, a quien acompañó a París (1570-1571), y del duque Alfonso II (1572).
Su primera obra, el poema caballeresco Reinaldo(1562), marca el paso de la imitación de Ariosto a una concepción más original de la poesía. En 1573 montó para una fiesta cortesana una representación de Aminta, fábula pastoril que se publicó en 1580. La redacción de su obra maestra, el poema épicoJerusalén libertada, fue iniciada en 1559 y cuando creyó haberla finalizado, en 1575, el poema le pareció poco ortodoxo y lo envió a Escipión de Gonzaga para que lo examinase.
Empezó entonces una época crítica para el poeta, en la que trataba de salvar la libertad de su temperamento frente a las limitaciones que le imponían los críticos aristotélicos clásicos. Su vida fue desde ese momento una alternancia trágica de períodos de locura y momentos de lucidez: llegó incluso a rehacer el poema con el título de Jerusalén conquistada (1593), muy inferior al original.
Su situación se fue agravando, y sus violencias, injurias y extravagancias obligaron al duque Alfonso II a hacerlo encerrar en el asilo de Santa Ana, en el que permaneció durante siete años (1579-1586). Después de residir en Mantua, Roma y Nápoles, cuando iba a ser coronado poeta en el Capitolio, murió en el convento de Sant'Onofrio.
Es autor, además, de la canción A las princesas de Ferrara, escrita durante su reclusión en el asilo; de la tragedia El rey Turismundo (1587); de unos Discursos sobre el arte poética (1566) y Discursos del poema heroico (1595); y de una colección de Versos (1593), que representan el último gran momento de la poesía italiana del Renacimiento.




“A la que más he amado” Torcuato Tasso


A la que más he amado y adorado
cortando flores vi por la ribera;
más de las que su mano recogiera
fueron las que su pie abrió en el prado.
Millar de lazos que el Amor ha armado,
flotaba el oro de su cabellera;
el aire de su voz alivio era
del fuego de sus ojos escapado.
El río se detuvo -tal vez  quiso
de esa hermosura, vivo paraíso,
ser el espejo y de su crencha blonda.
Parecía decirle: Oh Tú, fulgente
faz, digna sólo de imperial corriente,
ven a radiar en mi tranquila onda.