domingo, 24 de abril de 2011

ANACREONTE

ANACREONTE
Anacreonte nace en Teos (isla jónica) a la muerte de Safo aproximadamente. Se supone que vivió entre los años 572-485. Teos es una ciudad de Jonia que sufrió la conquista de los persas por lo que los habitantes tuvieron que salir de la isla y fueron a Abdera (colonia griega que se encuentra en Tracia). Anacreonte tiene algunos fragmentos en los que se refiere a poemas de lucha, pero él no es un poeta belicoso. “El que quiera luchar que luche, a mí dame a beber en honor de alguien dulce miel”, es lo que dice. Los temas en los que su poesía va a girar en torno al amor y al vino.
A pesar de que no le gustaba la política se vio involucrado en problemas políticos a su pesar. De Teos se fue a Samos donde dominaba el tirano Polícrates, el cual los persas mataron crucificándolo. Pero también de Samos tuvo que salir y fue a Temas, donde había otro tirano, Hipias, que también fue asesinado. Huyó de allí y se fue a Tesalia, lo único que suponemos es que murió después de la 2ª guerra Médica entre griegos y persas (se les llamaron así porque antes habitaban este territorio los medos).
Anacreonte es un poeta viajero, exiliado, es un poeta de corte. Con él surge en Grecia una figura nueva: el poeta cortesano. Pero este tipo de poesía tiene unas limitaciones pues los poetas dependen de la corte. Anacreonte representa a la Jonia refinada y decadente. Es la Jonia que canta la alegría del banquete, el disfrute de la vida, un mundo hedonista, un mundo de placeres. Canta también a amores fáciles y pasajeros. Aveces esas poesías son melancólicas. Pero la poesía de Anacreonte no tiene la profundidad de Safo. Su amor es rechazado muchas veces pero también tiene poesías graciosas. En algunos poemas opone la postura de la chica joven con la del hombre ya maduro. Uno de los temas que más asusta a Anacreonte es el de la vejez. Refleja en sus poesías la fuerza del amor y el “tempus fugit”.

Poema de Anacreonte

¿A qué me instruyes en las reglas de la retórica?
Al fin y al cabo, ¿a qué tantos discursos
que en nada me aprovechan?
Será mejor que enseñes a saborear
el néctar de Dionisios
y a hacer que la más bella de las diosas
aun me haga digno de sus encantos.
La nieve ha hecho en mi cabeza su corona;
muchacho, dame agua y vino que el alma me adormezcan
pues el tiempo que me queda por vivir
es breve, demasiado breve.
Pronto me habrás de enterrar
y los muertos no beben, no aman, no desean.