lunes, 25 de abril de 2011

GONZALO ROJAS

Gonzalo Rojas Pizarro. (Lebu, Chile, 20 de diciembre de 1917). Poeta y profesor chileno.
En 1936 colabora en el periódico El Tarapacá (Iquique), donde publica sus poemas y un ensayo sobre el escritor español Ramón María del Valle Inclán. Durante sus estudios en Concepción funda la revista Letras en el Liceo de Hombres. Estudia Derecho en la Universidad de Chile y, más tarde, se matricula en el Instituto Pedagógico de la misma universidad. 
Posteriormente trabaja en el Instituto Barros Arana y en las minas de Atacama, donde se dedica a la alfabetización de los trabajadores. Se incorpora como jefe de redacción en la revista Antártica de Santiago de Chile y en 1938 ingresa en el grupo “La Mandrágora”, de tendencia surrealista. Dirige la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y su revista, Alerce. Durante estos años participa activamente en el quehacer literario de la que posteriormente recibe en Chile el nombre de la Generación del 38.
En 1952 pasa a formar parte de la Universidad de Concepción en las cátedras de Literatura Chilena y de Teoría Literaria del Departamento de Español, donde imparte clases hasta 1970; en ese año Salvador Allende, presidente de la República, le nombra Consejero Cultural en China.
En 1955 funda las Escuelas de Temporada de la Universidad de Concepción, y en los años siguientes lleva estas actividades también a otras provincias chilenas, abriendo así la universidad al pueblo.
Tras el golpe de estado de Pinochet se exilia en 1973, primero a Alemania Oriental y, más tarde, a la antigua Unión Soviética. En 1974 fija su residencia en Caracas, donde imparte clases en la Universidad Simón Bolívar y en el Centro Rómulo Gallegos.
En 1979 regresa a Chile gracias a una beca Guggenheim y da conferencias en diversas universidades americanas; un año después graba sus poemas en la Biblioteca del Congreso en Washington.
En 2002 es nombrado académico de honor de la Academia Chilena de la Lengua.
Miembro del Instituto de Literatura Latinoamericana de Pittsburg, su obra ha sido traducida a varios idiomas y su nombre aparece en gran parte de las antologías literarias del mundo.
El poeta chileno Gonzalo Rojas, Premio Cervantes de Literatura 2003, falleció  este lunes a los 93 años tras permanecer en estado de extrema gravedad durante más de dos meses debido a un accidente cerebrovascular

La piedra

Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.

Habrá dormido en lo aciago
de su madre esta piedra
precipicia por
unimiento cerebral
al ritmo
de donde vino llameada
y apagada, habrá visto
lo no visto con
los otros ojos de la música, y
así, con mansedumbre, acostándose
en la fragilidad de lo informe, seca
la opaca habráse anoche sin
ruido de albatros contra la cerrazón ido.

Vacilado no habrá por esta decisión
de la imperfección de su figura que por oscura no vio nunca nadie
porque nadie las ve nunca a esas piedras que son de nadie
en la excrecencia de una opacidad
que más bien las enfría ahí al tacto como nubes
neutras, amorfas, sin lo airoso
del mármol ni lo lujoso
de la turquesa, ¡tan ambiguas
si se quiere pero por eso mismo tan próximas!

No, vacilado no; habrá salido
por demás intacta con su traza ferruginosa
y celestial, le habrá a lo sumo dicho al árbol: -Adiós
árbol que me diste sombra; al río: -Adiós
río que hablaste por mí; lluvia, adiós,
que me mojaste. Adiós,
mariposa blanca.

Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.
    GONZALO ROJAS

domingo, 24 de abril de 2011

ANACREONTE

ANACREONTE
Anacreonte nace en Teos (isla jónica) a la muerte de Safo aproximadamente. Se supone que vivió entre los años 572-485. Teos es una ciudad de Jonia que sufrió la conquista de los persas por lo que los habitantes tuvieron que salir de la isla y fueron a Abdera (colonia griega que se encuentra en Tracia). Anacreonte tiene algunos fragmentos en los que se refiere a poemas de lucha, pero él no es un poeta belicoso. “El que quiera luchar que luche, a mí dame a beber en honor de alguien dulce miel”, es lo que dice. Los temas en los que su poesía va a girar en torno al amor y al vino.
A pesar de que no le gustaba la política se vio involucrado en problemas políticos a su pesar. De Teos se fue a Samos donde dominaba el tirano Polícrates, el cual los persas mataron crucificándolo. Pero también de Samos tuvo que salir y fue a Temas, donde había otro tirano, Hipias, que también fue asesinado. Huyó de allí y se fue a Tesalia, lo único que suponemos es que murió después de la 2ª guerra Médica entre griegos y persas (se les llamaron así porque antes habitaban este territorio los medos).
Anacreonte es un poeta viajero, exiliado, es un poeta de corte. Con él surge en Grecia una figura nueva: el poeta cortesano. Pero este tipo de poesía tiene unas limitaciones pues los poetas dependen de la corte. Anacreonte representa a la Jonia refinada y decadente. Es la Jonia que canta la alegría del banquete, el disfrute de la vida, un mundo hedonista, un mundo de placeres. Canta también a amores fáciles y pasajeros. Aveces esas poesías son melancólicas. Pero la poesía de Anacreonte no tiene la profundidad de Safo. Su amor es rechazado muchas veces pero también tiene poesías graciosas. En algunos poemas opone la postura de la chica joven con la del hombre ya maduro. Uno de los temas que más asusta a Anacreonte es el de la vejez. Refleja en sus poesías la fuerza del amor y el “tempus fugit”.

Poema de Anacreonte

¿A qué me instruyes en las reglas de la retórica?
Al fin y al cabo, ¿a qué tantos discursos
que en nada me aprovechan?
Será mejor que enseñes a saborear
el néctar de Dionisios
y a hacer que la más bella de las diosas
aun me haga digno de sus encantos.
La nieve ha hecho en mi cabeza su corona;
muchacho, dame agua y vino que el alma me adormezcan
pues el tiempo que me queda por vivir
es breve, demasiado breve.
Pronto me habrás de enterrar
y los muertos no beben, no aman, no desean.


jueves, 7 de abril de 2011

Madre Teresa de Calcuta

(Agnes Gonxha Bojaxhiu; Skopje, actual Macedonia, 1910 - Calcuta, 1997) Religiosa albanesa, nacionalizada india. Nacida en el seno de una familia católica albanesa, la profunda religiosidad de su madre despertó en ella su vocación de misionera a los doce años. Siendo aún una niña, ingresó en la Congregación Mariana de las Hijas de María, donde inició su actividad de asistencia a los más necesitados.

A los dieciocho años abandonó para siempre su ciudad natal y viajó hasta Dublín para profesar en la Congregación de Nuestra Señora de Loreto. Como quería ser misionera en la India, embarcó hacia Bengala, donde cursó estudios de magisterio y eligió el nombre de Teresa para profesar. Ejerció como maestra en la St. Mary's High School de Calcuta hasta 1948, año en que obtuvo la autorización de Roma para dedicarse al apostolado en favor de los pobres.
En 1950 la Madre Teresa de Calcuta fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad, aprobada en 1965 por Pablo VI. Las integrantes de esta congregación, que debían sumar a los votos tradicionales el de la dedicación a los «más pobres de entre los pobres», lograron una rápida implantación en la India y en otros casi cien países del mundo; por su parte, la fundadora se movilizó contra el aborto y la eutanasia, en consonancia con la doctrina pontificia de Juan Pablo II.
En 1972 la Madre Teresa de Calcuta recibió el Premio de la Fundación Kennedy, y en 1979, el Premio Nobel de la Paz, cuya dotación económica donó a los pobres. En 1986 recibió la visita de Juan Pablo II en la Nirmal Hidray o Casa del Corazón Puro, fundada por ella y más conocida en Calcuta como la Casa del Moribundo. Tras superar numerosos quebrantos de salud, falleció el 5 de septiembre de 1997 víctima de un paro cardíaco. Miles de personas de todo el mundo se congregaron en la India para despedir a laSanta de las Cloacas. Fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II.




ENSEÑARÁS
Enseñarás a volar...
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar...
pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir...
pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar...
pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar...
pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos
vuelen, sueñen, vivan, canten y piensen...
¡Estará en ellos la semilla
del camino enseñado y aprendido!

sábado, 2 de abril de 2011

SOR JUANA INES DE LA CRUZ





(1651-1695)

(Datos biográficos)

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana,
nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel
de Nepantla, Amecameca. Fue hija de padre vasco
y madre mexicana. Tocóle en suerte vivir una
época en que la literatura nacional era copia,
más o menos fiel, de la española; culteranisrno,
estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendencia
de los escritores de ese tiempo a escribir 

únicamente en verso, la cual, por la estilización
que preferían, cuajaba en composiciones que constituían
verdaderos logogríficos del intelecto: se vestía a la
idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar en
desnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal
época hablar claro era un pecado".

La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética,
con todo y ser presa de la misma afectación, por su
sinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus
contemporáneos, en grado tal, que hay quienes
piensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran
"la mayor gloria de México virreinal"; más aún: que
únicamente por Sor 
Juana se salva la literatura del 
siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condiciones
de cultura ni talento".

Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de
edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; a
los ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento, y a
los diecisiete, ya cumplidos aún, domina --dice Karl
Vossler-- "el difícil estilo culterano y está igualmente
bien versada en todos los géneros y métricas de la
literatura española". Bastáronle veinte 
lecciones, que
le dictó en bachiller Martín de Olivas, para dominar el
latín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica,
era vastísima. Religiosa desde las dieciséis años
(inicialmente en el Convento de Santa Teresa la Antigua
y posteriormente en el de San Gerónimo) en el
claustro vio cristalizar la mayor parte de su obra, no
obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivos
asuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Convento
y declinó dos veces el puesto de Abadesa, que
le fue ofrecido.

Antes de profesar, fue dama de la 
esposa del virrey Mancera.

En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués
de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo
relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el
amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el
Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea),
le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profanas
y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendió
en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las
derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar
y a impugnar el tal sermón. No obstante
obedeció, y al efecto
entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca
("quita pesares", como la llamaba), sus útiles científicos y sus
instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines
piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas
de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695. 




FINJAMOS QUE SOY FELIZ


Finjamos que soy feliz,
triste pensamiento, un rato;
quizá prodréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,
que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso,
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.
Todo el mundo es opiniones
de pareceres tan varios,
que lo que el uno que es negro
el otro prueba que es blanco.

A unos sirve de atractivo
lo que otro concibe enfado;
y lo que éste por alivio,
aquél tiene por trabajo.
El que está triste, censura
al alegre de liviano;
y el que esta alegre se burla
de ver al triste penando.

Los dos filósofos griegos
bien esta verdad probaron:
pues lo que en el uno risa,
causaba en el otro llanto.

Célebre su oposición
ha sido por siglos tantos,
sin que cuál acertó, esté
hasta agora averiguado.

Antes, en sus dos banderas
el mundo todo alistado,
conforme el humor le dicta,
sigue cada cual el bando.

Uno dice que de risa
sólo es digno el mundo vario;
y otro, que sus infortunios
son sólo para llorados.

Para todo se halla prueba
y razón en qué fundarlo;
y no hay razón para nada,
de haber razón para tanto.
Todos son iguales jueces;
y siendo iguales y varios,
no hay quien pueda decidir
cuál es lo más acertado.

Pues, si no hay quien lo sentencie,
¿por qué pensáis, vos, errado,
que os cometió Dios a vos
la decisión de los casos?

O ¿por qué, contra vos mismo,
severamente inhumano,
entre lo amargo y lo dulce,
queréis elegir lo amargo?

Si es mío mi entendimiento,
¿por qué siempre he de encontrarlo
tan torpe para el alivio,
tan agudo para el daño?

El discurso es un acero
que sirve para ambos cabos:
de dar muerte, por la punta,
por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro
queréis por la punta usarlo,
¿qué culpa tiene el acero
del mal uso de la mano?

No es saber, saber hacer
discursos sutiles, vanos;
que el saber consiste sólo
en elegir lo más sano.
Especular las desdichas
y examinar los presagios,
sólo sirve de que el mal
crezca con anticiparlo.

En los trabajos futuros,
la atención, sutilizando,
más formidable que el riesgo
suele fingir el amago.

Qué feliz es la ignorancia
del que, indoctamente sabio,
halla de lo que padece,
en lo que ignora, sagrado!

No siempre suben seguros
vuelos del ingenio osados,
que buscan trono en el fuego
y hallan sepulcro en el llanto.

También es vicio el saber,
que si no se va atajando,
cuando menos se conoce
es más nocivo el estrago;
y si el vuelo no le abaten,
en sutilezas cebado,
por cuidar de lo curioso
olvida lo necesario.

Si culta mano no impide
crecer al árbol copado,
quita la sustancia al fruto
la locura de los ramos.
Si andar a nave ligera
no estorba lastre pesado,
sirve el vuelo de que sea
el precipicio más alto.

En amenidad inútil,
¿qué importa al florido campo,
si no halla fruto el otoño,
que ostente flores el mayo?

¿De qué sirve al ingenio
el producir muchos partos,
si a la multitud se sigue
el malogro de abortarlos?

Y a esta desdicha por fuerza
ha de seguirse el fracaso
de quedar el que produce,
si no muerto, lastimado.

El ingenio es como el fuego,
que, con la materia ingrato,
tanto la consume más
cuando él se ostenta más claro.

Es de su propio Señor
tan rebelado vasallo,
que convierte en sus ofensas
las armas de su resguardo.
Este pésimo ejercicio,
este duro afán pesado,
a los ojos de los hombres
dio Dios para ejercitarlos.

¿Qué loca ambición nos lleva
de nosotros olvidados?
Si es para vivir tan poco,
¿de qué sirve saber tanto?
¡Oh, si como hay de saber,
hubiera algún seminario
o escuela donde a ignorar
se enseñaran los trabajos!

¡Qué felizmente viviera
el que, flojamente cauto,
burlara las amenazas
del influjo de los astros!

Aprendamos a ignorar,
pensamiento, pues hallamos
que cuanto añado al discurso,
tanto le usurpo a los años.