lunes, 29 de abril de 2013

José Agustín Goytisolo




José Agustín Goytisolo  (13/04/1928 - 19/03/1999)
Poeta español 
Nació el 13 de abril de 1928 en Barcelona en el seno de una familia burguesa donde se respiró siempre un gran ambiente intelectual. Su madre, Julia Gay, murió víctima de un bombardeo franquista sobre la ciudad en 1938. El hecho afectó especialmente a José Agustín, que puso a su hija el nombre de la madre perdida. 

Cursó estudios de Derecho en la Universidad de Barcelona, y los acaba en la de Madrid. Residió en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, donde conoció a otros poetas de la generación que vivían entonces en Madrid, como José Ángel Valente o José Manuel Caballero Bonald

José Agustín Goytisolo fue uno de literatos más importantes de la generación de los 50. Junto a Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma, fue uno de los fundamentales de la llamada escuela poética de Barcelona. Autor de una de las más originales y ricas obras poéticas de la literatura española contemporánea, sus poemas conjugan la veta lírica y elegíaca con la ironía y el sarcasmo, y el sentimiento amoroso con una visión crítica y política del mundo contemporáneo. 

Su obra comprende: El retorno; Salmos al viento, 1958; Claridad, 1961; Algo sucede, 1968; Bajo tolerancia, 1974; Taller de arquitectura, 1977; Del tiempo y del olvido, 1977; Los pasos del cazador, 1980; Sobre las circunstancias, 1983; Final de un adios, 1984; A veces gran amor, 1991;La noche le es propicia, y Las horas quemadas, 1996. 

Fue el introductor de Lezama Lima en España, y antólogo de la poesía cubana. Traductor de Pavese,Quasimodo y Pasolini, y de varios poetas catalanes (Salvador Espriu y Joan Vinyoli). 

José Goytisolo era el hermano mayor de Juan y de Luis, también escritores. Tras meses de depresión, el 19 de marzo de 1999 se arrojó desde una ventana de su casa. Su cuerpo cayó sobre el asfalto de la calle Marià Cubí. Un repartidor de pizzas que pasaba por allí fue el único testigo del suceso. Dijeron que un niño, su nieto, lloraba. Ese crío, de por entonces 12 años, era una de las debilidades del escritor. Es su único, nieto, el hijo de Julia, la del poema, que Paco Ibáñez inmortalizó en numerosos recitales. Tenía 70 años y se confesaba cansado. El 13 de abril, en su último cumpleaños, le había dicho a sus amigos: "Si tuviera que volver a vivir todo lo que he vivido, preferiría no volver a vivirlo". 


PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes volver atrás 
porque la vida ya te empuja 
como un aullido interminable. 

Hija mía es mejor vivir 
con la alegría de los hombres 
que llorar ante el muro ciego. 

Te sentirás acorralada 
te sentirás perdida o sola 
tal vez querrás no haber nacido. 

Yo sé muy bien que te dirán 
que la vida no tiene objeto 
que es un asunto desgraciado. 

Entonces siempre acuérdate 
de lo que un día yo escribí 
pensando en ti como ahora pienso. 

La vida es bella, ya verás 
como a pesar de los pesares 
tendrás amigos, tendrás amor. 

Un hombre solo, una mujer 
así tomados, de uno en uno 
son como polvo, no son nada. 

Pero yo cuando te hablo a ti 
cuando te escribo estas palabras 
pienso también en otra gente. 
Tu destino está en los demás 
tu futuro es tu propia vida 
tu dignidad es la de todos. 

Otros esperan que resistas 
que les ayude tu alegría 
tu canción entre sus canciones. 

Entonces siempre acuérdate 
de lo que un día yo escribí 
pensando en ti 
como ahora pienso. 

Nunca te entregues ni te apartes 
junto al camino, nunca digas 
no puedo más y aquí me quedo. 
La vida es bella, tú verás 
como a pesar de los pesares 
tendrás amor, tendrás amigos. 

Por lo demás no hay elección 
y este mundo tal como es 
será todo tu patrimonio. 

Perdóname no sé decirte 
nada más pero tú comprende 
que yo aún estoy en el camino. 

Y siempre siempre acuérdate 
de lo que un día yo escribí 
pensando en ti como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo



viernes, 19 de abril de 2013

Juana de Ibarbourou




(Melo, Uruguay, 1895 - Montevideo, 1979) Poetisa uruguaya, considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. Llamada originalmente Juana Fernández Morales, a los veinte años se casó con el capitán Lucas Ibarbourou, del cual adoptó el apellido con el que firmaría su obra.
Tres años después se trasladó a Montevideo, donde vivió desde entonces. Sus primeros poemas aparecieron en periódicos, principalmente en La Razón, de la capital uruguaya. Comenzó su larga travesía lírica con los poemarios Lenguas de diamante(1919), El cántaro fresco (1920) y Raíz salvaje (1922), todos ellos muy marcados por el modernismo, que expresó con abundancia de imágenes sensoriales y cromáticas, alusiones bíblicas y míticas, aunque siempre con un acento singular.
Su temática tiende a la exaltación sentimental de la entrega amorosa, de la maternidad, de la belleza física y de la naturaleza. Imprimió a sus poemas un erotismo que constituye una de las vertientes capitales de su producción. En 1929 fue proclamada "Juana de América" en el Palacio Legislativo del Uruguay, ceremonia que presidió el poeta "oficial" uruguayo, J. Zorrilla de San Martín, y que contó con la participación del ensayista mexicano Alfonso Reyes.
Poco a poco su poesía se fue despojando del ropaje modernista para ganar en efusión y sinceridad. En La rosa de los vientos (1930) se adentró en el vanguardismo, rozando incluso las imágenes surrealistas. Con Estampas de la BibliaLoores de Nuestra Señora e Invocación a san Isidro, todos de 1934, iniciará en cambio un camino hacia la poesía mística.


EL DULCE MILAGRO

¿Que es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa:
"¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!"
¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende
Que no nacen rosas más que en los rosales
y que no hay más trigo que el de los trigales!

Que requiere líneas y color y forma,
y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: "Voy con la dulzura",
de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: "Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen".
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia 
de un inmenso ramo de rosas de Francia!

COMO LA PRIMAVERA

Como una ala negra tendí mis cabellos
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste,
diciéndome luego:
-¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿ Tu almohada es de trébol? ¿Las tienes tan negras
porque acaso en ella exprimiste un zumo
retinto y espeso de moras silvestres?
¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
¿Que perfume usas? Y riendo te dije:
-¡ Ninguno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a primavera.
Este olor que sientes es de carne firme,
de mejillas claras y de sangre nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
las mismas fragancias de la primavera!

Juana de Ibarbourou


miércoles, 3 de abril de 2013

Frédéric Chopin




(Fryderyk Franciszek Chopin; Zelazowa Wola, actual Polonia, 1810-París, 1849) Compositor y pianista polaco. Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin: en el extremo opuesto del pianismo orquestal de su contemporáneo Liszt –representante de la faceta más extrovertida y apasionada, casi exhibicionista, del Romanticismo–, el compositor polaco exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha sido igualado. Pocos son los músicos que, a través de la exploración de los recursos tímbricos y dinámicos del piano, han hecho «cantar» al instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y es que el canto constituía precisamente la base, la esencia, de su estilo como intérprete y como compositor.

Hijo de un maestro francés emigrado a Polonia, Chopin fue un niño prodigio que desde los seis años empezó a frecuentar los grandes salones de la aristocracia y la burguesía polacas, donde suscitó el asombro de los asistentes gracias a su sorprendente talento. De esa época datan también sus primeras incursiones en la composición.
Wojciech Zywny fue su primer maestro, al que siguió Jozef Elsner, director de la Escuela de Música de Varsovia. Sus valiosas enseñanzas proporcionaron una sólida base teórica y técnica al talento del muchacho, quien desde 1829 emprendió su carrera profesional como solista con una serie de conciertos en Viena.
El fracaso de la revolución polaca de 1830 contra el poder ruso provocó su exilio en Francia, donde muy pronto se dio a conocer como pianista y compositor, hasta convertirse en el favorito de los grandes salones parisinos. En ellos conoció a algunos de los mejores compositores de su tiempo, como Berlioz, Rossini, Cherubini y Bellini, y también, en 1836, a la que había de ser uno de los grandes amores de su vida, la escritora George Sand.
Por su índole novelesco y lo incompatible de los caracteres de uno y otro, su relación se ha prestado a infinidad de interpretaciones. Se separaron en 1847. Para entonces Chopin se hallaba gravemente afectado por la tuberculosis que apenas dos años más tarde lo llevaría a la tumba. En 1848 realizó aún una última gira de conciertos por Inglaterra y Escocia, que se saldó con un extraordinario éxito.