domingo, 20 de marzo de 2011

Carmen Conde

(Cartagena, 1907 - Majadahonda, 1996) Poeta y narradora española cuya obra lírica suscribe las propuestas de la poesía existencial de los años treinta. Considerada la mejor representante femenina de su generación, tras publicar sus primeros poemas en las revistas Ley, Sí y Diario poético, de J. R. Jiménez, en 1929 publicó Brocal, libro que reúne poemas en prosa, cuyas metáforas de delicada factura y original imaginación motivaron el elogio de la crítica del momento.
Su poética se articula sobre la base de una tensión interior que aflora a través de la pasión por la vida y el sentimiento amoroso. Su relación con el poeta Antonio Oliver, con quien se casó en 1931, contribuyó a consolidar su personalidad poética, que se tradujo en una intensa actividad creadora. En 1933 fundó la revista Presencia, y por esa misma época conoció a la chilena Gabriela Mistral, quien prologó su siguiente poemario en prosa, Júbilos, editado al año siguiente e ilustrado por la pintora argentina Norah Borges. Mistral puso de relieve "la sinceridad, la sobriedad, no sé qué virginidad de la emoción y de la frase..." en la expresión de la autora.
Tras la guerra civil, en la que ella y su marido habían tomado partido por el bando republicano, se vio obligada a instalarse en Madrid, donde fue vecina de Vicente Aleixandre, y a publicar con los seudónimos de Florentina del Mar y Magdalena Noguera o en ediciones particulares. Aun en estas condiciones, libros como Pasión del verboHonda memoria de mí, Signo de amor, Ansia de la gracia, Una palabra tuya,entre otros, tratan el amor de un modo que hace dudar a Dámaso Alonso que haya otra mujer que lo haya hecho con "tanta verdad, con tanta despreocupada castidad esencial, con tan sobrecogedora belleza".
En 1967 la publicación de Obra poética 1929-1966 le valió el Premio Nacional de Literatura. Paralelamente, y en ocasiones con la colaboración de su marido, escribió libros infantiles, por los que en 1987 recibió también el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Asimismo escribió varias novelas: En manos del silencio (1950), Las oscuras raíces (1953), A este lado de la eternidad (1970) o Soy la madre (1980), en las que junto a la tendencia psicológica predomina el tono poético de su prosa. En 1978 se convirtió en la primera mujer que ingresó en la Real Academia de la Lengua Española.

Adolescencia
En el Alba de su vida el deseo
le surgió en su boca la sonrisa
por hallarse ante el amor.
Era niña que vivía hasta en sueños
su ardor, y la sangre palpitaba
al hallarse con su amor.
Sin el Alba ni en la Tarde
ella un día preguntó:
Si posible era guardar
aquel su primer amor.

Ausencia del amante
He vuelto por el camino sin hierba.
Voy al río en busca de mi sombra.
Qué soledad sellada de luna fría.
Qué soledad de agua sin sirenas rojas.
Qué soledad de pinos ácidos errantes...
Voy a recoger mis ojos
abandonados en la orilla.