jueves, 6 de enero de 2011

Vital Aza

    ViVital Aza
(Pola de Lena, 1851 - Madrid, 1912) Comediógrafo español. Estudió en Madrid la carrera de medicina, pero apenas obtenida la licenciatura, se dedicó exclusivamente a las letras, en las que dejó huella de su ingenio chispeante y siempre de buen tono, alegre y sin hiel. De sí mismo decía nuestro autor que "no tengo otro mal humor que el humor herpético".
Sus primeros trabajos los publicó en El Garbanzo, semanario festivo que dirigía Eusebio Blasco. En teatro cultivó mayormente el género chico, siendo su primera obra estrenada Basta de matemáticas, puesta en escena en 1874, en el Teatro Variedades de Madrid, con gran acogida de crítica y público. Sucesivamente fue publicando trabajos en La Ilustración Española, Blanco y Negro, Heraldo de Madrid, Madrid Cómico, y otros periódicos de la capital; también colaboró en Barcelona Cómica.
Como poeta festivo publicó los libros Todo en broma,BagatelasNi fu ni faPamplinas y Frivolidades. En teatro, prosiguió sus éxitos; escribió numerosas obras, algunas de ellas en colaboración con Ramos Cerrión. Entre sus éxitos figuran El sombrero de copa,El rey que rabióZaragüetaEl señor gobernador y San Sebastián mártir. Algunas de sus comedias fueron traducidas al italiano, al portugués y al alemán. Vital Aza fue uno de los fundadores de la Sociedad de Autores, de la que fue el primer presidente


La muñeca,

En una noche de Enero
una niña pordiosera,
con los pies casi desnudos,
con las manecitas yertas,
cubriendo, a modo de manto,
con su falda la cabeza,
y sin temor a la lluvia
que más cada vez arrecia,
contempla, extasiada y triste
el interior de una tienda,
que por su gusto en juguetes
es en Madrid la primera.
–¿Qué haces aquí? le pregunta,
con voz desabrida y seca,
un dependiente, empujando
a la niña hasta la acera.
–¡Déjeme usted! ¡Si es que estaba
mirando aquella muñeca!
–¡Vaya! Retírate pronto
y deja libre la puerta.
–¿Dígame usted. ¿Cuesta mucho?
–¿Quieres marcharte, chicuela?
–¿Será muy cara, verdad?
¡Lo que es como yo pudiera!…
–¡El demonio de la chica
¿Pues no quiere comprar ella?…
¡Lárgate a pedir limosna!
y déjate de simplezas.
La muñeca que te gusta
vale un duro, con que ¡fuera!
—————–
Marchose la pobre niña
ocultando su tristeza…
en vano pide limosna…
ninguno escucha sus quejas…
Y desfallecida y débil,
cruza calles y plazuelas
recordando en su amargura
la tentadora muñeca…
—————–
–¡Caballero, una limosna
a esta pobrecita huérfana!
–¡Déjame, que voy de prisa!
–¡Por Dios, señor! Aunque sea
un centimito… ¡Tengo hambre!…
–(¡Pobre niña! ¡Me da pena!)
Toma.
–¡Señor! ¡Si es un duro!
–Te lo doy para que puedas,
siquiera por esta noche,
tener buena cama y cena.
–¡Déjeme usted que le bese
la mano!
–Quita, tontuela.
–¡Que Dios se lo pague a usted!
¡Un duro!… ¡Estoy muy contenta!…
¿No será falso, verdad?
–¡Cómo muchacha! ¿Tú piensas?…
–No, señor… perdone usted…
Pero… ¡vamos!… la sorpresa…
¡Si voy a volverme loca
de alegría!… ¡Quién dijera!
¡Que Dios le premie en el mundo
y le dé la gloria eterna!
—————–
Y apretando entre sus manos
convulsivas la moneda,
corrió por la calle abajo
veloz como una saeta.
—————–
A la mañana siguiente
se comentaba en la prensa
el hecho de haberse hallado
en el quicio de una puerta,
¡el cadáver de una niña
abrazado a una muñeca