domingo, 7 de noviembre de 2010

 

Juan Ramón Jiménez
(1881-1959)

Poeta español y premio Nobel de Literatura. Nació en Moguer
(Huelva), y estudió en la Universidad de Sevilla. Los poemas
de Rubén Darío, el miembro más destacado del modernismo en
la poesía española, le conmovieron especialmente en su juventud.
También sería importante la lectura de los simbolistas
franceses, que acentuaron su inclinación hacia la melancolía.
En 1900 publicó sus dos primeros libros de textos: Ninfeas y
Almas de violeta. Poco después se instalaría en Madrid,
haciendo varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos,
donde se casó con la que ya sería su compañera ejemplar de
toda la vida, Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra
Civil española se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos,
Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos lugares de residencia.
Moriría en este último país, donde recibió ya casi moribundo la
noticia de la concesión del Premio Nobel.

La obra poética de Juan Ramón Jiménez es muy numerosa, con libros
que a lo largo de su vida, en un afán constante de superación,
fue repudiando o de los que salvaba algún poema, casi siempre
retocado en sus sucesivas selecciones. Las principales son Poesías
escogidas (1917), Segunda antología poética (1922), Canción (1936)
y Tercera antología (1957). La influencia del modernismo se percibe
en sus primeros libros, aunque su mundo poético pronto apunta,
como el de Bécquer , hacia lo inefable, con unos poemas hechos a
partir de sensaciones refinadas por la espiritualidad, y de sutiles
estados líricos, con un lenguaje musical.

Pero el arte de Juan Ramón Jiménez se hace independiente de cualquier
escuela, aunque el simbolismo, ya totalmente asumido, siga influyendo
en su poesía casi hasta el final. Con el paso de los años su estilo
se hace cada vez más depurado, siempre en busca de la belleza absoluta,
de la poesía y del espíritu que él intenta fundir con su lirismo
esencial interior, sin dejar de ser al mismo tiempo metafísico y
abstracto, como se aprecia en Baladas de Primavera (1910) o La soledad
sonora (1911). Diario de un poeta recién casado (1917), escrito
básicamente durante su viaje a Estados Unidos, donde conoció y se
casó con Zenobia, es uno de los grandes libros de la poesía española.
Contiene ritmos inspirados por el latir del mar, verso libre, prosa,
sugerencias humorísticas e irónicas. El libro supone un canto a la mujer,
el mundo marino y Estados Unidos. Siguen Eternidades (1918), Piedra
y cielo (1919) y uno de los puntos más altos de su poesía, Estación
total, un libro escrito entre 1923 y 1936, aunque no se publique hasta
1946. La identificación del poeta con la belleza, con la plenitud de lo
real, con el mundo, es casi absoluta. La palabra aúna abstracción y
realidad, y el poeta se convierte en -total- -concepto ya utilizado
por Juan Ramón Jiménez-, y que significa -lo universal-. Poeta total,
es para él, por tanto, aquel que logra la comunión con el universo,
conservando, sin embargo, su voz personal.

Los escritos en prosa que formarían posteriormente la vasta galería
Españoles de tres mundos (1942) empezaron a publicarse en diarios y
revistas en los años inmediatamente anteriores a su exilio. Otro libro
suyo escrito en prosa poética -y al que le debe gran parte de su fama
universal- es Platero y yo (1917), donde funde fantasía y realismo en
las relaciones de un hombre y su asno. Es el libro español traducido
a más lenguas del mundo, junto con Don Quijote de Miguel de Cervantes.
Escribió ya en América los Romances de Coral Gables (1948) y Animal
de fondo (1949). Con ellos y el poema 'Espacio', Juan Ramón Jiménez
alcanza lo que se ha llamado su -tercera plenitud- determinada por
el contacto directo con el mar. En Animal de fondo el símbolo lo
expresa con un lenguaje próximo a una religiosidad inmanente y
panteísta. La poesía antes que palabra es conciencia; inteligencia
que permite al poeta nombrar. El tiempo acaba fundiéndose con el
espacio. El poeta simbolista y romántico, metafísico después y puro
-que configuran al Juan Ramón Jiménez más hondo e intenso-, se revela
finalmente como un visionario y metafísico que mantiene una alta tensión
poética a partir de iluminaciones nacidas en lo profundo de su sensibilidad