domingo, 7 de noviembre de 2010

ALFONSO CAMIN

Escritor y poeta natural del barrio gijonés de Roces.
«Voy de palo y de cortejo. / Voy de Roces hasta Granda, / voy de Granda hasta Mareo; / voy de Roces a Tremañes / voy de Roces a Porceyo. / ¡Soy de San Julián de Roces, / yo el mi pueblo non lo niego!». «Entre manzanos (niñez por duros caminos») es el título de una obra de Alfonso Camín de obligada lectura para los ciudadanos de Roces. Camín nació en La Peñuca el 2 de agosto de 1890, y en este delicioso libro nos da una visión exacta de lo que era el Roces de comienzos del siglo XX, no sólo de su paisaje, sino también de su paisanaje. Nos deleita con personajes como el Llocu Muñiz, que siempre increpaba al mar lejano; Pachu Chepa; Juanín de La Farola; Antón de la Joroba; Joaquín de Cuba; Antón de Xica, el de la Cantera; el gaitero Lin del Pondal, flaco, inclinado y que siempre iba a «llendar las vacas» a La Braña con su gaita, o Pinón de Morán, cuyas madreñas sonaban más que las campanas de San Julián. Cientos de naturales de Roces que Alfonso Camín conoció en su infancia y luego durante sus trabajos como picador en la cantera de Contrueces, y cientos de emociones y afectos que Camín mantuvo antes de tomar una resolución ante la disyuntiva de convertirse en soldado en Marruecos o en emigrante a América.
Partiría Camín hacia Cuba a los 15 años y en 1914 regresó como periodista para cubrir desde España la primera guerra mundial. La guerra civil le obligó otra vez a marchar al exilio cuando ya tenían publicadas más de treinta obras (incluida «Entre Palmeras», la segunda parte de sus memorias) y no regresó hasta el 25 de septiembre de 1967, con 77 años y tras pasar treinta de ellos fuera de Asturias. Camín publicó su primer libro, «Adelfas», en 1913, y dirigió entre 1929 y 1967 la revista «Norte». En el Madrid de los años treinta se casó con Rosario Armesto, y tomó después el camino del exilio. En 1967 volvió a Gijón. Su regreso fue el de un poeta y un novelista que vuelve a casa. Se dio su nombre a una calle de Gijón y a otra en Mieres, mientras que Oviedo y Laviana se sumaron a sucesivos homenajes; fue nombrado «Poeta de Asturias» y en 1979 se le tributó un gran homenaje en el Pueblo de Asturias.El poeta murió viejo y en calma, el 12 de diciembre de 1982. En el cementerio de San Félix, en Porceyo, hay un nicho con una lápida que dice: «Alfonso Camín Meana. Poeta de Asturias. Roces, 12-8-1890. Porceyo, 12-12-1982», y debajo, unos versos de Rosario.
A Camín está dedicado el monolito que podemos ver, desde el año 1978, en la Carbayera de Roces, frente a la iglesia de San Julián. El monumento al poeta tiene grabado un soneto suyo titulado «Covadonga», y la carbayera hace muchos años que no tiene carbayos (robles), aunque conserve el nombre.